PRE-KINDER Y KINDER
En esta fase de los primeros siete años, el niño pequeño aprende, sobre todo, por medio de la imitación y el juego. Los niños absorben y digieren sus experiencias de una manera ampliamente inconsciente. El aprendizaje es más bien aprehendido, en lugar de enseñado, es decir, se transmite por métodos más implícitos que explícitos. Los niños necesitan un ambiente seguro, afectuoso y estructurado donde las actividades suceden en un contexto que tenga sentido. Lo que ellos experimentan se convierte en actividad; actividad que, por su lado, juega un importante papel en la formación de su organismo como conjunto. De esta manera, la imitación realmente educa el organismo físico a la vez que establece la lengua materna, los hábitos y los patrones de comportamiento.
El juego es una actividad seria y vital en la primera infancia. Con el juego se cultivan los poderes de la creatividad, imaginación e iniciativa. En el juego los niños y niñas aprenden a relacionarse. Y por eso, en la fase de los primeros siete años la tarea de la educación es proporcionar un entorno donde se puedan adquirir buenos hábitos de comportamiento como la gratitud, la amabilidad, el orden, la escucha, y el disfrute de la naturaleza.
ENSEÑANZA BÁSICA
PRIMERO BÁSICO
En este año niñas y niños hacen la importante transición del Jardín de Infancia a la escuela, donde comienzan la enseñanza formal. El/la profesor/a lleva al grupo a una primera experiencia de las formas, sonidos y secuencia de las letras y los símbolos numéricos, utilizando imágenes, rimas e historias. Así se introduce la lectoescritura y las 4 operaciones básicas.
Aprenden a reconocerlas y memorizarlas con la práctica reiterada que incluye movimiento, versos, dibujo y pintura. Durante este primer año la clase cultiva los buenos hábitos y el trabajo en el aula, que formarán la base del tiempo que permanecerán juntos a lo largo de todo el período escolar de enseñanza básica. Los objetivos de actitud y valores del primer curso y de los siguientes son cultivar asombro y gratitud por la naturaleza, cuidar del entorno, respeto por los demás, interés en el mundo y un sentimiento de confianza en sus maestros/as. La finalidad de los profesores es llevar a niños y niñas a convertirse en un grupo socialmente cohesionado donde sus miembros se escuchan y se cuidan mutuamente.
SEGUNDO BÁSICO
Las experiencias y contenidos iniciales del primer año son ahondados y aumentados en el segundo curso. Este período se utiliza sobre todo para practicar y desarrollar todas las nuevas habilidades del año anterior. Si en el primer curso gran parte de la energía se consume haciendo que los niños se conviertan en un grupo-clase, socialmente cohesionado, donde se apoyan, en segundo curso a menudo sale a la superficie un estado de contraste o polarización que puede observarse en la manera en que niñas y niños se relacionan mutuamente. Para ayudarles a que atraviesen esta etapa se les cuentan historias donde las cualidades y características humanas opuestas son representadas por santos y personas venerables en las leyendas, y por animales en las fábulas. Esta clase requiere un fuerte liderazgo por parte de profesores a través de la consistencia de su aproximación y el poder de imaginación. Niñas y niños extraen su dirección y forma de las imágenes que les demos.
TERCERO BÁSICO
A medida que niñas y niños de tercer curso se van haciendo más conscientes de sí mismos y del entorno físico donde viven, emerge un nuevo interés por el mundo práctico y material. Después de practicar sus habilidades en alfabetización y cálculo en el segundo curso, ahora pueden aplicarlas a un gran repertorio de situaciones cotidianas que requieren medir o pesar, resolver pequeños problemas y escribir cartas sencillas. Así mismo se descubren los diversos oficios en múltiples salidas a terreno, cultivando así respeto y el asombro por lo que seres humanos son capaces de realizar.
Implicando también a toda la clase en la experiencia de trabajar juntos en la construcción, la horticultura y otros tipos de proyectos de trabajo, el/la maestro/a de clase ayuda a transformar el sentimiento inicial de separación del mundo físico, en un sentimiento de responsabilidad ante ese mundo. Es importante que se ofrezcan directrices muy claras para el comportamiento, que les den confianza en la autoridad de adultos/as. Se debería vivir un fuerte sentido de la unidad social de la clase, una experiencia del “nosotros”.
CUARTO BÁSICO
La finalidad del cuarto curso es sobre todo canalizar positivamente la poderosa energía que niños y niñas de 10 años llevan al aula. Necesitan verse desafiados y puestos a prueba en todos los aspectos de su trabajo. Trabajo, trabajo y mucho trabajo es la mejor consigna para el cuarto curso.
Por medio de clases presentadas imaginativamente, los/las profesores/as buscan responder al interés creciente por áreas de conocimiento más concretas y ofrecerles oportunidades de más independencia en su tarea. Individualmente, niñas y niños necesitan encontrar una nueva relación con su trabajo, con sus com- pañeros y maestros/as. El contenido narrativo de las clases responde ofreciendo historias donde la multiplicidad de personalidades contribuye al conjunto social (por ejemplo, historias de los dioses nórdicos) y donde la oscuridad se hace más concreta. Se busca también en clases formar un sentido del lugar donde se encuentran en relación con su entorno, en el sentido social y geográfico. Se realizan mapas a escala, mediciones en terreno, y se investiga la historia local.
QUINTO BÁSICO
En este año se busca hacer la transición del mito a la historia y su énfasis en el individuo. Se recorre la historia de India, Persia, Mesopotamia, Egipto y Grecia. Conectado con el estudio de Grecia, se participa de los juegos olímpicos o “pentatlón”, encuentro que se realiza en conjunto con los colegios Waldorf de todo Chile. Se da énfasis en el ideal olímpico original donde las distinciones de grupo están incluidas en el conjunto más grande y donde las cualidades como la belleza son tan valoradas como la velocidad y la destreza.
Niñas y niños deberán desarrollar una conciencia mayor de la interrelación entre la vida y el entorno especialmente por el estudio de la botánica. Se estimula a fortalecer la memoria, aprendiendo vocabulario y visualizando espacios mediante la utilización de mapas.